Como les conté en otra oportunidad, una de mis aficiones preferidas es atesorar objetos antiguos y si se relacionan con la vida cotidiana, mucho mejor.
Si bien mi colección es pequeña, con el tiempo y de a poco la voy ampliando. Entre mis preferidos se encuentran unas tazas de té inglesas, papelería con publicidades, algunos ejemplares de la revista Mucho Gusto de la década del 50 y dos libros de cocina.
Pero además de objetos, me gusta coleccionar historias.
Hace unos meses fui al mercado de pulgas y entre tantos locales visité el de Vera Melange donde encontré estas cartas que por supuesto no dudé en traérmelas a casa. Amo recorrer sus líneas e imaginar a los protagonistas y sus historias. Así es como me encontré con declaraciones de amor; familias que se fueron a probar suerte a otras provincias; un hijo que viajó sin previo aviso a Nueva York escapando de una vida que lo tenía atrapado; una esposa que ponía al tanto a su marido sobre los progresos de sus hijitos mientras él se encontraba fuera del país por motivos laborales y ¡tantas otras!
Podrán decir que peco de chusma. Yyyyy Puede ser... Pero creo que tiene más que ver con esa imaginación mía que le encanta alimentarse de todo lo que la rodea, crear historias en torno a las personas, imaginar escenarios posibles, conversaciones y situaciones dramáticas, graciosas, delirantes. Mis hermanas dicen que tendría que dedicarme a escribir. ¡Qué se yo! Así soy.
Por lo pronto, me dedico a escribir en el blog :)
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